Las cargas, ese ímpetu con el que los guerreros se lanzan al combate, es uno de los puntos focales de Mía Niké y una muestra del énfasis que pone en el concepto de Estrategia.
Cargar es algo más que la mera entrada de contacto entre dos oponentes que van a darse de mamporrazos, es algo que, como en la realidad, puede decidir victorias. Las grandes batallas se han ganado con cargas bien orquestradas y esto es algo que reflejamos en Mía Niké: donde cargar es tan importante como tener tropas fuertes con las que combatir.
Por ello, en Mía Niké, se premia cargar y, sobre todo, cargar con cabeza. Otorgando a la unidad agresora una ventaja que puede igualar combates contra rivales más fuertes, dar cierta superioridad contra rivales en principio equivalentes o facilitar el pisoteo de los más débiles.
Subrallamos ese «cargar con cabeza» pues, de aprovechar el terreno en tu favor, sea tendiendo una emboscada desde un bosque o cargando colina abajo, la carga puede volverse arrolladora. Las victorias de una refriega pueden decidirse desde ese punto.
Sin embargo, no os confiéis. Arrojar las tropas a lo loco puede acabar trayendo más desgracias que glorias. Si el enemigo está mejor posicionado o tiene una forma de contraatacar esa clase de carga, las tornas se pueden volver en tu contra: Es bien sabido que cargar con caballería contra un muro de lanzas no es una buena idea y, del mismo modo, es mala idea meterse en parajes peligrosos o ir de frente contra una tropa bien apostada tan sólo para rascar una baja.
¡Así es, generales, vuestra oportunidad para brillar por vuestras habilidades para la táctica la podréis encontrar en Mía Niké!
